12 octubre, 2014

PIRATAS


Hoy los piratas no llevan el pendiente en la oreja, la pata de palo, el parche en el ojo, ni el garfio por mano; hoy los piratas son —aparentemente—, personas normales como tú y como yo, que los tenemos de vecinos en nuestro bloque o en el adosado de al lado, aunque hay un pequeño detalle que se les escapa y termina delatándoles: la mirada. Cuando te encuentras con uno de ellos en la escalera, en el ascensor, en el bar de al lado o paseando al perro, y te saluda con una mirada tímida, rápida, fugaz, llevando la vista al suelo y luego retirándola rápidamente hacia otro lado, puedes estar bien seguro que ése es el pirata que te roba el wifi.

Si de repente tu ordenador se ralentiza más de lo habitual, es la primera señal de que te están robando tu red wifi. Para comprobarlo cierra todas las aplicaciones que tengas abiertas, y si las luces del router se encienden y apagan con frecuencia, ya sabes que un pirata se ha colado en tu casa.

Según un estudio publicado en 2013 por el Instituto Nacional de Tecnologías de la Comunicación (Inteco), un 12 por ciento de los internautas españoles se aprovechan de la red wifi de otro particular. En Internet podemos  encontrar numerosas escuelas del delito que nos enseñan cómo piratear el wifi de nuestro vecino con una sencilla explicación. Pero, ¡cuidado!, piratear una red wifi es un delito tipificado en el Código Penal, que puede ser castigado desde una falta, hasta la pena de 1 a 4 años de prisión.      Los artículos 255 y 256, del citado Código, que se refieren a las defraudaciones del fluido eléctrico y sistemas análogos, castigan este delito con penas muy leves; pues en el supuesto de que lo defraudado no llegue a los 400 euros, no es considerado delito, sino una falta. Sin embargo, el artículo 197 del Código Penal es mucho más severo, ya que puedes ser acusado de un delito de descubrimiento y revelación de secretos, que contempla penas de 1 a 4 años de prisión      

En noviembre del pasado año un joven de Vallecas (Madrid), fue acusado de un delito de descubrimiento y revelación de secretos por piratear una red wifi. El pirata tenía un programa que detectaba las redes más cercanas y descifraba las contraseñas.

Estos intrusos que se aprovechan de las redes ajenas, pueden también estar cometiendo delitos en tu nombre, como la descarga de material de contenido pedófilo, además, pueden tener acceso también a la información que almacenas en tus archivos, por lo que estarían violando el derecho al honor y a la intimidad personal, un derecho recogido en el artículo 18 de la Constitución Española.

Para evitar el robo de la señal wifi, o para avisar a tu vecino de que sospechas que es él, el que te está robando la señal, la gente busca claves complicadas, incluso de índole ofensivas, y también simpáticas:
“Llevalatararaunvestidoverdellenodevolantesydecascabeles”
“Bajalamusicaytepasolaclave”,
“Tusmuertostos”
“Elvecinodel5º-A-roncacomouncochino”
“Deaquinosechupa”
“Tumujerteponeloscuernos”

En un establecimiento público de Mazagón había una curiosa clave que llamaba la atención de todos los clientes que la solicitaban: “gastateuneurocuandoesteabierto”. Algunos llegaron a meter la mano en el bolsillo y a poner un euro sobre la mesa; otros se quedaban mirando al dueño, esbozando una sonrisa fingida y esperando estupefactos una explicación más convincente, pero el señor Vidal Venancio, responsable del negocio, con esa extraña mezcla de humor inglés y andaluz que le caracteriza, volvía a insistir: Caballero, la clave del wifi es “gastateuneurocuandoesteabierto”. Como es natural comprendían enseguida el mensaje de la clave y todos terminaban gastándose más de un euro en la consumición, mientras disfrutaban de su conexión gratis a Internet.

En fin, que cuidadito con robar el wifi del vecino porque la broma te puede salir muy cara. Gástate al menos un euro.

José Antonio Mayo Abargues

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