26 diciembre, 2018

AVES DE MAZAGÓN: LA ABUBILLA

LA ABUBILLA
   
 Por Rafael R. Porrino

La abubilla (Upupa epops) es uno de los pájaros más icónicos y conocidos de la avifauna ibérica. Ello tiene mucho mérito, habida cuenta de que no se trata de una rapaz, ni de un ave de gran tamaño, y que además es común y carece del aura de prestigio de las especies amenazadas o raras.

Abubilla en el tejado de una casa de Mazagón, cerca de su nido

El hecho de que no tenga parientes cercanos y de que conforme en exclusiva una familia propia dentro de la clasificación científica de las aves (Upupidae) ponen de manifiesto su singularidad. Su largo pico, su llamativo plumaje -una combinación de tonos ocres y de abigarradas franjas negras y blancas- y su cresta eréctil hacen de la abubilla un inconfundible personaje alado. Ambos sexos, así como los jóvenes, tienen la misma apariencia.


Las abubillas enervan su cresta cuando están alarmadas o excitadas

Otras dos notas que caracterizan a esta especie son su vuelo ondulante, que consigue batiendo lentamente sus anchas alas, y su canto, un “pu-pu-pu” que se escucha desde finales de invierno hasta comienzos del verano, y que constituye el origen de sus nombres científico, oficial y populares. Tiene por costumbre emitir su llamada desde sitios expuestos, como postes y tejados.





  Su distribución mundial es amplia y se extiende por Europa, Asia y África, siendo algunas poblaciones migradoras y otras residentes. España y Portugal se anotan casi la práctica totalidad de la población europea de abubillas.

  
Los postes y troncos secos son muy usados como posadero por la abubilla

 Se reproduce en casi todo nuestro país, si bien la mayoría de parejas se concentra en Andalucía, Extremadura y ambas Castillas. Por otra parte, es habitual encontrar abubillas también en invierno, especialmente en las zonas más cálidas y soleadas de Extremadura, Andalucía, el Levante, Baleares y Canarias.

Alimentándose en un prado

 Es un ave propia de paisajes arbolados abiertos, especialmente dehesas, encinares y alcornocales; también gusta de herbazales, prados, olivares, parques urbanos y campos de golf, cultivos de cereal y paisajes de mosaico agroforestal. Eso sí, al tratarse de una especie troglodita (es decir, que nidifica en cavidades y agujeros, pues no construye nidos) necesita que exista algún lugar apropiado en el que realizar la puesta de sus huevos. Principalmente suele hacerlo en troncos gruesos de árboles viejos con grietas, casas abandonadas o poco transitadas, mechinales de cortijos, agujeros en muros o montones de piedras, etc.

Las abubillas son muy beneficiosas por alimentarse de gran variedad de invertebrados

 Como curiosidad, debe añadirse que a la abubilla se la conoce coloquialmente como “pájaro de la peste” o “bobita pestosa”, y que es protagonista de frases como “heder como una bobita”. Esto es debido a que tanto la hembra como los polluelos segregan un compuesto líquido de olor fétido por su glándula uropigial, impregnando el nido de una gran pestilencia con el objetivo de hacerlo poco atractivo a posibles depredadores.

 Los nidos de la abubilla desprenden mal olor con finalidad defensiva

 La abubilla es un pájaro mayormente insectívoro. Su forma de alimentarse es similar a la de las aves limícolas: camina sin parar introduciendo su largo y curvado pico en el suelo (así como en boñigas de vacas y otros excrementos), capturando pupas y larvas enterradas de escarabajos, dípteros y polillas, además de grillos, saltamontes, arañas o incluso pequeños alacranes y escolopendras. En Mazagón, y en general en toda la comarca de Doñana, una parte muy importante de la dieta de la abubilla la forman las crisálidas de procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa), muy abundante en los pinares de pino piñonero de nuestro entorno.

Las crisálidas de procesionaria del pino son un plato predilecto de las abubillas de la comarca de Doñana

 Esta ave de aspecto punki se puede observar en distintas partes del casco urbano de Mazagón, principalmente en las áreas más naturales y en los barrios donde abundan los jardines. Un buen sitio para intentar disfrutar de ellas es el Parque, pues acuden a alimentarse al suelo blando del césped, si bien también se dejan ver por el recinto del Faro, la avenida de El Vigía o la barriada de San José, entre otros muchos sitios. El entorno del Pino Centenario del Parador también es un lugar clásico para avistarlas. Se trata de un animal que no tiene tendencia a formar grandes bandos, por lo que generalmente lo veremos en solitario o en pareja, y ocasionalmente en pequeños grupos familiares.

 Llevando un grillo para sus polluelos

 La abubilla es una especie protegida, no cazable, y muy beneficiosa por su dieta basada en insectos -especialmente en procesionarias del pino-. Con frecuencia nidifican en entornos humanizados, por lo que si encuentras un nido de abubilla sé respetuoso y evita molestarlas; así contribuirás a que puedan sacar adelante a su prole y continúen adornando Mazagón con su inconfundible vuelo.