31 enero, 2013

Doñana no se toca

Cartel que indica la dirección al Saladillo, muy próximo a Mazagón, donde irá emplazado el proyecto gasístico. Foto: Mazagón Beach.
El ser humano racional se corrompe y se corroe. Líderes políticos que cambian la chaqueta del ecologismo por la de la destrucción a golpe de talón, ahora se ceban con nosotros. El distintivo de Parque Natural y Nacional de Doñana ya no es suficiente para evitar lo que por seguro será un atraco a mano armada al espíritu natural de tres provincias: Huelva, Sevilla y Cádiz.

104.970 hectáreas entre dos continentes que si nadie ni nada lo evita serán brutalmente alteradas y explotadas por los refinados y enchaquetados "señores" de Gas Natural.

350 especies diferentes de aves que si nada ni nadie lo evita cambiarán sus atardeceres desde la copa de los ‘Pinus Pinae’ por alimentar a sus crías afincadas en altas torres de extracción.

900 especies de árboles y flores que cambiarán el olor a sal de las marismas por el dulce olor a factoría al que ya estamos acostumbrados los que vivimos en la ciudad.

Las 21 especies de reptiles y 37 de mamíferos que pueblan sus enormes dunas quedaran perplejos al ver con sus propios ojos como expropian lo que hace casi 800 años es la máxima perfección jamás conocida en un ecosistema.

Y luego, el lince ibérico.

Pero todo esto es completamente insignificante para las personas encargadas de firmar los papeles que autorizan esa extracción de gas. Desde los altos edificios de sus despachos no pueden enamorarse con los atardeceres de Doñana, de hecho dudo que puedan enamorarse. Dudo que esa vida les deje querer algo más que dinero, dinero y dinero.

Las luchas contra la naturaleza son difíciles de ganar, y eso es lo que no saben.  El género Homo nació hace aproximadamente 2.6 millones de años, la naturaleza nos saca 4.598 millones de años de ventaja y en apenas 30 años la queremos destrozar.

El tiempo pone a cada uno en su lugar.
                                                                     Juan María González Ortega