01 septiembre, 2012

LA REGENERACIÓN DE LA PLAYA DE MAZAGÓN EN 1989

Pan para hoy y hambre para mañana, así podemos definir la regeneración con arena de las playas, ya que poco después el mar la vuelve a devorar. En Mazagón queda patente, año tras año, que regenerar la playa con arena es tirar el dinero al fondo del Atlántico.

Los grandes temporales y el Espigón Juan Carlos I, construido a principios de los años 80, que impide la llegada de la arena hacia la playa, al haber alterado las corrientes y las mareas, son los principales responsables de la erosión de la playa de Mazagón.

La economía de este municipio depende fundamentalmente del sector turístico, y todos los inviernos sufrimos el agresivo azote del mar que deja destrozadas nuestras playas. Para paliar el problema se recurre a la regeneración con arena, en vez de construir espigones en peine, perpendiculares a la playa, ya que la mejor solución para evitar la erosión de la playa no es la aportación de arena, sino evitar que ésta se vaya. Sin embargo, Costas está en contra de esta medida porque puede afectar a las playas situadas a Levante, como puede ser la de Matalascañas.

Una de las regeneraciones más importantes de la historia, en cuanto al volumen de metros cúbicos se refiere y a la cantidad de efectivos marítimos y terrestres que fueron necesarios para llevar a cabo esta operación, tuvo lugar hace algo más de dos décadas.
 La maquinaria pesada en plena faena
Carel M. Reuser, de nacionalidad holandesa, participó en la regeneración de la playa de Mazagón en el año 1989, llevada a cabo por la sociedad BroSato (Broekhoven, holandesa y Sato española), y la draga alemana Wado. Carel M. Reuser fue el asistente del ingeniero del proyecto, Alberto Sallé. Carel se enamoró de Mazagón y su entorno, y veintidós años después lo sigue recordando con nostalgia desde su Holanda natal.
 La draga Wado y el remolcador encargado de dirigir la tubería hacia la playa
Este trabajo de regeneración estaba previsto ejecutarlo en doce semanas, pero el mal tiempo con el que se encontraron hizo que se retrasara cuatro semanas más, por lo que las empresas tuvieron grandes pérdidas económicas.

La regeneración consistía en extraer la arena del mar con la draga Wado, y transportarla a la playa a través de una enorme tubería. Ya en la playa, la maquinaria pesada se encargaba de distribuirla uniformemente. En esta regeneración se aportaron dos millones de metros cúbicos, que fueron repartidos a lo largo de varios kilómetros. El MOPU autorizó a la sociedad BroSato derribar el antiguo cuartel que la Guardia Civil tenía en la playa del Parador, y esa misma noche, agentes de este cuerpo comunicaban a la empresa las consecuencias que podían tener por haber derribado una propiedad del Estado. El asunto no llegó más lejos.
Jan de Ridde, ingeniero hidrográfico
En este proyecto participaron, entre otros, el ingeniero hidrográfico Jan de Ridder, el ingeniero del MOPU, José Fernández, el ingeniero del proyecto Alberto Sallé, y Pablo García Camacho, un empleado de Huelva que trabajaba en tierra y hacía de intérprete con la tripulación de la draga. José Fernández, el encargado de la gestión del proyecto, tenía previsto repetir esta regeneración cada cinco años, que era el tiempo calculado en el que el mar tardaría en arrastrarla a otras zonas del litoral, pero jamás se volvió a repetir de esta manera. Tal vez si estas regeneraciones se hubieran realizado cada quinquenio, la agresión del mar a nuestras playas se hubiera minimizado.

 José Antonio Mayo Abargues

Publicado en la revista "Marzagón" 2012