Mañana, domingo 7 de octubre, se celebra la Jornada Mundial por el Trabajo Decente, una fecha señalada por Organización Internacional del Trabajo, un organismo al que nuestro país está adherido, que vela porque las condiciones de la clase trabajadora sean dignas.
No hace falta que demos
datos, la realidad es tozuda y pasa por encima de las noticias de mejora de la
economía que nos lanzan desde gobiernos y patronales, que se felicitan por las
maravillosas políticas que han puesto en marcha y que todo va bien: nos pagan
sueldos de miseria, las empresas nos despiden cuando quieren, nos obligan a
echar más horas de la cuenta, nos hacen contratos en función de lo que les
conviene y otras muchas barbaridades que conocemos bien. Todo esto nos impide
plantearnos un proyecto de vida estable, que nos dé garantías.
Tanto el PP como el PSOE nos
dijeron que para salir de la crisis todo eso era inevitable, pero seamos
claros, ambos han puesto en marcha leyes que benefician a los ricos y que
obligan a la clase trabajadora a competir por un puesto de trabajo miserable.
De la misma manera podrían haber puesto en marcha otras leyes para sacar a los
trabajadores y trabajadoras de la crisis, pero no lo han hecho porque ambos
gobiernan para los ricos.
Seguramente oiremos en la
televisión que todo va bien, que no nos dejemos engañar por los radicales de
izquierda, que ya hemos salido de la crisis y que todo mejorará con las medidas
que hay en marcha porque hemos recuperado la confianza de los mercados. Sin
embargo, lo que no nos dirán es que hay otras políticas y que la clase
trabajadora no tiene la necesidad de competir por un trabajo y que unida es
imparable.
Desde el Partido Comunista
de España no necesitamos un día para reivindicar el trabajo decente porque
todos los días defendemos una salida de la crisis que beneficia a la clase
trabajadora. Para hablar de trabajo decente y de vida digna tenemos que hablar
de mejorar los salarios y las condiciones mínimas de los contratos de trabajo,
de nacionalizar empresas estratégicas como las energéticas, las empresas de
obras públicas o la banca, pero también de que los ricos paguen más impuestos y
los pobres paguemos menos, de acabar con los privilegios de los caciques, de la
casa real y de la iglesia, o de acabar con los gobiernos corruptos pero también
con las empresas que corrompen, entre otras muchas cosas.
El domingo tenemos que
reivindicar el trabajo decente, como también lo haremos los próximos días 24 y
27 de octubre, con movilizaciones convocadas en toda España bajo el lema “si
nos movemos cambiamos todo”. Esos días saldremos a las calles de toda España
para luchar por unos derechos que nos han quitado con la excusa de la crisis:
trabajo digno y salarios dignos, redistribución de la riqueza o medidas
contundentes contra la corrupción, entre otras muchas.
Por todos estos motivos
invitamos a quienes estén de acuerdo con la necesidad de recuperar derechos a
tomar conciencia de su fuerza y a reivindicar un trabajo digno para una vida
digna.