06 marzo, 2018

Rotura del colector de fecales y el emisario de la urbanización Casas de Bonares

Los fuertes temporales que azotan la costa de Mazagón, acompañados de las grandes mareas han destrozado el colector de aguas fecales y el emisario de de la urbanización Casas de Bonares. Estas aguas, que discurren por su peso a través del colector hasta la estación de bombeo situada en la playa del antiguo Club Náutico, para ser llevadas hasta la depuradora, drenan ahora a la playa. La historia se vuelve a repetir siete años después de haber sufrido una situación similar, es como si el tiempo se hubiera quedado detenido en esta localidad.

No queremos quitarle hierro al asunto porque estamos hablando de un vertido contaminante muy perjudicial para la salud y el medio ambiente, pero afortunadamente por este colector ya no se bombean las aguas de toda la población, como ocurría siete años atrás, ya que éstas circulan por la avenida Conquistadores en dirección a la depuradora. Es decir, que las únicas aguas que se vierten al colector son las de los propios vecinos de la urbanización. Además, en la temporada de invierno hay pocos vecinos habitando las casas, por lo que el daño es menor. Pero llama enormemente la atención que en la salida del emisario haya un gran vertido de aguas fecales con restos de materia sólida. Se supone que el agua que llega aquí tendría que estar completamente limpia. El hedor en la zona es pestilente.


A pesar de la barrera de piedras que se echaron en su día, las viviendas han quedado al borde del acantilado y no hay forma posible de acceder a la playa. Además del colector de fecales, han quedado al descubierto dos antiguos colectores más que están fuera de servicio.

Esperemos que ahora, a los que les corresponde la responsabilidad, solucionen de una vez por todas el problema de las aguas fecales de esta urbanización, trasladando el colector de la playa hacia otro lugar más adecuado.

Otra cosa es la pérdida de arena que se repite año tras año, volviendo a ser aportada para paliar provisionalmente estos desastres, pues la experiencia nos ha demostrado que no es la mejor forma de atajar el problema. Los miles de metros cúbicos que se aportan después de estos temporales, vuelven a ser de nuevo engullidos por el mar. Por tanto, el remedio no es aportar arena, sino evitar que ésta no se vaya. La solución pues, pasa por la construcción de espigones perpendiculares a la línea de costa para frenar esta pérdida de arena que se viene dando desde que se construyó el dique Juan Carlos I en la década de los 80 del siglo XX.

El Plan de Ordenación de costas de 1977 para Mazagón, tenía previsto construir espigones perpendiculares a la playa para paliar los efectos del cambio de corrientes marinas y la falta de aportes de arena, provocados por el dique Juan Carlos I. Este proyecto se tenía que haber realizado con carácter de urgencia, paralelos a las obras del citado dique. Sin embargo, sólo se construyeron en la playa de Ciparsa.