09 abril, 2012

ALARMA: INCOMUNICADOS EN MAZAGÓN

Cinco años después del incendio que afectó al Vigía y Ciparsa, el estado de los accesos a las urbanizaciones es aún más precario que entonces, lo que aumenta el riesgo para la población ante cualquier situación de emergencia.
Este verano se cumplirán 5 años desde que las zonas residenciales del Vigía y Ciparsa en Mazagón, se vieron afectadas por un incendio forestal que a punto estuvo de ocasionar una verdadera catástrofe debido a la total inexistencia de una red viaria que permitiese el desalojo de las miles de personas que allí residían o veraneaban.
El fuego, que se inició según todos los indicios por una chispa eléctrica, quemó decenas de hectáreas de pinar entre la carretera N-442 y las urbanizaciones del Vigía y Ciparsa, algunas de cuyas viviendas se vieron afectadas por las llamas, lo que provocó una gran alarma ciudadana y la consiguiente avalancha de personas que intentaban abandonar las zonas de peligro.
Desde las fuerzas de orden público se ordenó la evacuación de todas las urbanizaciones mientras se desplegaba el operativo contra incendios, y en esos momentos de incertidumbre, los ciudadanos y ciudadanas que allí nos encontrábamos nos dimos cuenta de que la situación se había convertido en una auténtica ratonera.
Y es que todas esas urbanizaciones en las que, insisto, residen cientos de personas que se convierten en miles durante los meses de verano, disponen tan sólo de dos accesos viarios, por llamarlos de alguna manera, ya que en un caso se trata de una calle sin pavimentar y llena de baches que conecta con el centro de la población, y en otro de un accidentado camino forestal  que conecta con la carretera N-442 tras un traqueteo interminable. 
El incendio que se produjo en 2007 se inició precisamente en una zona cercana a este camino forestal que quedó inmediatamente cortado al tráfico, por lo que la evacuación de todas las personas de la zona oeste de Mazagón hubo de realizarse por la única salida posible, la urbanización de Ciparsa, en cuyas calles se produjeron escenas de verdadero pánico cuando centenares de coches intentaban salir por el estrechísimo acceso que conecta con Valdemorales, mientras los vehículos de bomberos pretendían acceder al fuego por la misma vía, pero en sentido contrario.
Afortunadamente el viento dominante aquella infausta tarde evitó que las llamas penetrasen dentro de las urbanizaciones, pese a que algunas viviendas y también varios coches fueron afectados por el incendio, y no hubo que lamentar más que daños materiales, pero la sensación de impotencia e indefensión en la que nos encontramos las personas que residíamos en la zona, permanece aún seguramente en el recuerdo de muchas de ellas.
Después del incendio, que dejó una vez más en evidencia la precariedad de los accesos a todo el poniente de Mazagón, desde los Ayuntamientos de Palos y de Moguer, y desde la propia Dirección General de Carreteras, titular de la N-442, se entablaron conversaciones para buscar una solución definitiva, y a todas luces necesaria, a la conexión viaria entre Ciparsa-El Vigía y la carretera, pero en todos estos años, los residentes y veraneantes en esta zona de Mazagón, no hemos visto ninguna actuación en este sentido, y seguimos destrozando nuestros coches por pavimentos impracticables, poniendo en peligro nuestra seguridad y la de nuestras familias, y asumiendo además la devaluación de nuestras viviendas provocada  precisamente por sus pésimos accesos .
Tras un año hidrológico de los más secos que se recuerdan en nuestra región, este verano el peligro de incendios forestales será enorme, por ello, como vecino de la zona Ciparsa-El Vigía, quiero denunciar ante la opinión pública, ante los Ayuntamientos de Palos y Moguer, ante la Subdelegación del Gobierno de la Nación, ante el Delegado del Gobierno Andaluz, ante la Delegación Provincial de Medio Ambiente y ante la Dirección General de Carreteras del Ministerio de Obras Públicas y Transportes, que la situación en las urbanizaciones que se vieron afectadas por el incendio del verano de 2007, no sólo sigue siendo la misma al no haberse ejecutado en 5 años ninguna actuación que mejore sus accesos, sino que se ha agravado especialmente en los últimos meses con las obras de urbanización que se realizan en Ciparsa, y que han reducido la conexión viaria con todo el oeste del casco urbano de Mazagón a una sola posibilidad, el mismo camino forestal que quedó también cortado en su día por el fuego, cuyo firme se encuentra ya verdaderamente impracticable.
Todos los veraneantes y vecinos del Vigía y de gran parte de Ciparsa, contamos tan sólo con este acceso a sus viviendas, y los autobuses de trasporte escolar han debido también reducir su servicio dada la precaria situación de las infraestructuras.
Se da la circunstancia además de que esta zona de Mazagón es la más próxima a la gran concentración industrial del Polo Químico de Huelva, y por tanto, la que mayor peligro tiene de verse afectada por cualquier incidencia en instalaciones cercanas como las de la refinería Cepsa o la planta de Enagás, por citar sólo algunas de las empresas que trabajan con productos especialmente peligrosos.
De producirse una situación de emergencia, que por supuesto nadie desea, pero que no podemos negar como un riesgo latente dada la actividad que se desarrolla en el Polo Químico, nos encontraríamos con el mismo problema para activar un plan de emergencia y evacuación que, además de inexistente, sería también inviable dada la lamentable situación de las infraestructuras viarias de la zona.
Lo inexplicable de esta problemática es que en el planeamiento urbanístico de Mazagón aprobado ya hace años, se contemplan al menos dos accesos a Ciparsa-El Vigía desde la carretera N-442, pero al parecer, la Dirección General de Carreteras no ha definido aún las conexiones al barajarse la posibilidad de un desdoble de la misma hasta la rotonda de Mazagón.
Dados los importantes recortes en los presupuestos de todas las administraciones, especialmente en el ámbito de las inversiones en infraestructuras, parece inviable que este proyecto de desdoble se lleve a cabo, por lo que los vecinos y vecinas que tenemos diariamente que transitar por un camino que más parece un tramo del Dakar que el acceso a una zona urbana, y que vemos cómo las obras de urbanización que se ejecutan en Ciparsa se van a dilatar casi dos años, no entendemos cómo no se resuelve de una vez por todas un problema que llevamos padeciendo años y años, y que supone un verdadero riesgo para la seguridad de la población.
Al menos, se podría realizar un trabajo de acondicionamiento en el actual camino con perspectiva de futuro, que mejorase la seguridad de los cientos de vehículos que transitan por él diariamente, y que resolviese de manera más racional su conexión a la carretera. Y no nos vale el argumento del impacto medioambiental que supondría esta actuación; en los últimos años se han asfaltado en la comarca decenas de caminos rurales que dan servicio a explotaciones freseras, y la mayoría se han financiado con dinero público. Pero es que además, hay calles de la zona urbanizada del Vigía que se encuentran en algunos tramos a menos de 100 metros de la carretera.
¿Tan costoso sería acondicionar unos accesos dignos a una zona residencial, en la que vivimos y veraneamos miles de personas que pagamos religiosamente nuestros impuestos y carecemos de infraestructuras tan básicas como una carretera que nos lleve a nuestra casa?,  y por otro lado ¿quién será responsable de producirse un suceso similar al incendio del verano de 2007, y nos veamos de nuevo en una ratonera sin posibilidad de escape?.
Habrá seguramente quienes me tacharán de alarmista, pero creo hablar en nombre de todos los que nos vimos involucrados en aquel desagradable episodio, cuando afirmo que, cinco años después, seguimos sintiéndonos indefensos y no entendemos cómo no se ha buscado una solución a un problema que sigue latente y nos hace afrontar el verano, en lugar de con la lógica ilusión de disfrutar y acoger a nuestros amigos y familiares, con la preocupación de un potencial riesgo para nuestros seres queridos.
Aún se está a tiempo de que las administraciones responsables de nuestra seguridad se tomen en serio de una vez por todas, esta situación verdaderamente tercermundista que padecemos los vecinos y vecinas de la zona oeste de Mazagón, y se pongan los medios para solucionarla.
Y si por enorme desgracia que nadie por supuesto desearía, nos vemos involucrados en un episodio de emergencia que saque a la luz de nuevo “las vergüenzas” de los accesos a las zonas residenciales del Vigía y Ciparsa, que ninguna de las administraciones y organismos citados más arriba, puedan decir que no se les advirtió. 

Francisco López Carmona
Vecino de la calle Mar Egeo
Urbanización El Vigía. MAZAGÓN
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