
Fuente: Huelva Información
Rafael Jara estaba predestinado desde pequeño a ser un gran artista. Nacido en el seno de una familia letrada de la época, se cultivó desde su más tierna infancia abrazando todos los ámbitos de la humanística. Pasó sus primeros años en la aldea serrana de El Patrás y pronto se trasladó a Huelva, quedándose afincado en el barrio de El Matadero, donde se codeó con lo más selecto del panorama cultural y artístico onubense.
Jara recuerda con nostalgia cómo iba al puerto de la capital con tan sólo diez años para practicar con los marinos de todo el mundo los idiomas que aprendía en el colegio y que más adelante conseguiría hablarlos perfectamente. Su ansia de conocer cosas le llevó a vivir en multitud de países. Gracias a su soltura lingüística con el inglés, francés e incluso alemán hacía frente con astucia a los problemas que surgían en su vida.
Uno de sus últimos proyectos fue la creación de la Peña Flamenca de Mazagón, pero en la actualidad está totalmente desvinculado del proyecto.
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