14 agosto, 2009

MANIFIESTO POR LA SUBIDA DE IMPUESTOS Y EL ABANDONO DE MAZAGÓN

Francisco Martínez, portavoz de Avema leyendo el manifiesto en el parque público
MANIFIESTO
MAZAGÓN, MÁS ABANDONADO QUE NUNCA
A nosotros, los mazagonenses, no nos coge de sorpresa el status quo que impera a nuestro alrededor, puesto que sufrimos diariamente el más completo abandono que pueda padecer un pueblo de más de 4.000 habitantes dejados a su suerte, sin gestión ni mando alguno y despojados del derecho a decidir su propio futuro, que en 2004, y por unanimidad, optamos con absoluta determinación: la de ser pueblo. Un futuro que recientemente nos robó, nos hurtó injustamente la Junta de Andalucía con su decisión de no estimar el Expediente de Segregación de los pueblos matrices de Palos y Moguer.
Tampoco nos asombra el hecho de que no se haya empleado ni un solo euro en ¡ocho años de gobierno municipal!, ni en urbanismo, ni en equipamientos, ni en servicios para nuestra ciudad; en una ausencia total de inversiones de todo tipo.
Ni por supuesto nos extraña la falta más absoluta de vergüenza al aumentar a los vecinos los impuestos de una forma desmesurada (el doble) y desproporcionada a los tiempos de crisis en que nos encontramos.
No nos sorprende nada de todo eso porque estamos acostumbrándonos, habituándonos a la desidia, al abandono más tercermundista que puede ofrecer un ayuntamiento a sus vecinos. Con las calles destrozadas, pavimentos desechos, farolas de mil tipos y reventadas, jardines llenos de basura y urbanizaciones sin el más mínimo mantenimiento de sus calles que la conforman. Una ausencia total de oferta cultural y de ocio para la ciudadanía, un completo catálogo de servicios incumplidos y otros inexistentes y una falta absoluta de gobierno y mando.
Ésta es la situación actual de un pueblo sometido al imperio de la incompetencia y la ineptitud de unos lejanos politiquillos de tres al cuarto sin ninguna visión de futuro de lo que es esta playa y con el único horizonte de vivir el mayor tiempo posible de los buenos sueldos que se auto impusieron al inicio de la legislatura.
Más de 1.500 millones de la» antiguas pesetas recauda de Mazagón el Ayuntamiento de Moguer por distintos conceptos, y ¿qué revierte en nuestro pueblo?: solo las migajas. Lo suficiente, lo justo para que marche por inercia, pero nada se renueva, nada se sustituye, se cambia, se muda; todo está viejo, obsoleto, vetusto. Nada ofrece y devuelve este rácano ayuntamiento a sus vecinos que puntual y anualmente cumplen con su obligación de contribuir con sus tributos. Entonces, ¿a qué viene ese aumento tan desmedido de los impuestos?

No nos sorprende nada de todo esto, porque ha sido y es el pan de cada día de casi una década de abandono y manipulación, tiempo más que suficiente para que el tren del desarrollo turístico, que tanto alardeara el señor alcalde de Moguer, haya pasado de largo por nuestro pueblo.
Pero lo que nos duele de verdad es la imagen tercermundista que seguimos mostrando al exterior, con una playa que se limpia lo justo con el tiempo justo, que dispone lo mínimo dos meses de verano, permaneciendo abandonada el resto del año y con un nivel de mantenimiento del núcleo urbano deficiente e impropio en proporción al aumento en el número de residentes.
Nos indigna sobremanera la poca responsabilidad de los que nos gobiernan que año tras año van acumulando deuda municipal fruto de su ineptitud gestora y ver que nuestro esfuerzo contributivo no se vea reflejado en nuestras calles, en nuestra playa, en nuestra calidad de vida; porque para eso son los impuestos y los tributos, para contribuir a favorecer y mejorar las vidas de los ciudadanos.
Mazagón ha ido convirtiéndose poco a poco en el único enclave costero de la provincia de Huelva que se ha quedado anclado en el pasado. Años y años de indiferencia y de mala gestión, de inexistente tarea, de política de "hacer caja" a toda costa y saqueo continuo de nuestro territorio, han confeccionado lenta e irresponsablemente un pueblo atrapado en el tiempo, imposible de evolucionar al negarle la posibilidad de administrar sus propios y ya mermados recursos.
Éste es el retrato decadente de un Mazagón más abandonado que nunca fruto de la incompetencia y la estrechez de miras de unos políticos de uno y otro bando, rehén de sus injustas y arbitrarias decisiones; todos ellos cómplices de robar el porvenir y la esperanza de un pueblo que está preparado desde hace mucho tiempo para andar por sí solo.
¿Hacia dónde va Mazagón en pleno siglo XXI perteneciendo a dos ayuntamientos? ¿Por qué seguir negando la realidad de que somos otro pueblo distinto y distante? ¿Hasta cuándo este aberrante escenario que no comprende nadie?