16 noviembre, 2020

Un investigador almonteño prueba con documentos que la Torre La Higuera se derrumbó antes del terremoto de Lisboa

Fotografía de la Torre de La Higuera, más conocida como tapón o peña de Matalascañas, tomada en 1941 – ABC

Extraído del artículo Torre de La Higuera: el vigía que cayó dos veces, publicado en el ABC de Sevilla el 27 de agosto de 2017 por Miguel Ángel Giménez García


Desde el siglo XX se mantiene la teoría de que el colapso de esta almenara fue producto del maremoto ocasionado por el terremoto de Lisboa de 1755. Así lo explican los guías turísticos de la zona y es sin duda la versión más conocida y aceptada por la ciudadanía. Sin embargo, el joven investigador almonteño Javier Coronel ha logrado desmontar esta teoría alimentada durante siglos. Y lo ha hecho basándose en documentos de la época, haciendo un seguimiento exhaustivo de mapas y escritos que detallan acontecimientos de aquellos años.

«No me hacía a la idea de que una ola gigantesca tumbara dicha almenara mientras las demás no sufrieron daño alguno», explica Coronel al recordar cómo nació su interés por averiguar qué había pasado realmente con Torre La Higuera. «Río del Oro, Carboneros, Zalabar y San Jacinto quedan intactas pese a que están a nivel del mar, mientras que la de La Higuera estaba a varios metros de altura en un barranco», desgrana.

En el informe del terremoto emitido por la casa ducal de Medina Sidonia no se hace referencia alguna al desplome de una de las torres vigía. Sin embargo, si se reflejan los daños sufridos por otras estructuras de la zona, como la techumbre de la antigua ermita del Rocío, que se vino abajo o la de la parroquia y algunas de las casas de Almonte. Las sospechas de Javier Coronel fueron confirmadas cuando descubre un plano de 1743 sobre la instalación de una almadraba en Torre Carboneros. En dicho plano, en el que aparecen las seis torres de Poniente, la de La Higuera ya se presenta invertida, dejando ver la cimentación como corona, mientras la demás aparecen pintadas con el cuerpo cilíndrico en posición original, por lo que, concluye el investigador, «la torre ya había caído 12 años antes del maremoto».

No es la única historia curiosa que encierra este conjunto de estructuras. La construcción de la Torre Zalabar – hoy completamente derruida-, se vio envuelta en un caso de corrupción como los que hoy copan la actualidad informativa. Diez años después de la orden de construcción de las almenaras, la Corona se vio obligada a enviar al juez Gilberto Bedoya por el retraso de las obras. Bedoya descubrió que el responsable del proyecto de la Torre Zalabar, el Maestro Mayor de obras del duque de Medina Sidonia había cometido falsedades en la edificación por lo que lo condenó «en vergüença pública» obligándolo a derribar lo edificado y a rehacerlo a su costa.

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