24 noviembre, 2020

El alcalde Gustavo Cuéllar supervisa las obras de restauración en la torre de la iglesia

 El alcalde Gustavo Cuéllar y la concejala de Urbanismo, Teresa Díaz, han supervisado los trabajos de restauración que se ejecutan en la emblemática torre parroquial. Las obras que se realizan en el cuerpo de campanas y la fachada noble de la torre suponen la inversión de 102.000 euros que financian al 50% Ayuntamiento y Obispado.

Comprobando el acabado en la fachada noble

Estos trabajos que los representantes municipales visitaron ayer junto al párroco José Manuel Raposo y los técnicos encargados del proyecto, suponen un paso más en la gran actuación de restauración integral de la iglesia parroquial de Moguer que vienen impulsando desde hace años las dos entidades, una actuación de enorme envergadura que pretende recuperar y embellecer uno de los monumentos más importantes de la provincia cuyo deterioro hacía imprescindible abordar un proyecto de estas características.

Las obras, enormemente complejas por las singularidades arquitectónicas y los elementos artísticos del edificio, se están ejecutando por fases, correspondiendo los trabajos que se realizan actualmente en el cuerpo de campanas y la fachada de la torre que da a la plaza de la Iglesia a una tercera intervención de la quinta fase del proyecto de restauración de la torre.

Con este nuevo impulso a la restauración de la iglesia arciprestal de Moguer, el importe destinado a la recuperación y puesta en valor del icónico monumento se sitúa ya en torno a 1,2 millones de euros, una cantidad que han sufragado al 50% el Ayuntamiento de Moguer y el Obispado.

Una actuación compleja y delicada

La Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Granada, el templo de mayores dimensiones de la provincia de Huelva, y el único con cinco naves, es un edificio protegido por la declaración de Sitio Histórico y Conjunto Histórico Artístico del BIC de los Lugares Colombinos.

La parroquia fue reconstruida en el siglo XVIII sobre los restos de una antigua iglesia mudéjar del siglo XIV tras el gran terremoto de Lisboa de 1755. Del primitivo templo sólo pervivió la torre, que fue embellecida especialmente en aquella época convirtiéndose en uno de los elementos arquitectónicos más emblemáticos de la ciudad, una torre singular de la que el  NobelJuan Ramón Jiménez dijera que “de cerca, parece una Giralda vista de lejos”.