17 mayo, 2018

2.000 romeros y 70 vehículos componen la comitiva rociera de la hermandad de Moguer

Misa de romeros.
En la Romería del Rocío en la que la Filial moguereña cumple como mínimo 300 años, alrededor de 2.000 romeros, casi 200 caballos y unos 70 vehículos, se han puesto en marcha esta mañana para emprender el camino hacia la aldea almonteña acompañando por su tricentenario Simpecado.

Orgullosos de mantener durante más de tres siglos la devoción a la Blanca Paloma, los rocieros moguereños celebraron a las 08.00 horas su misa de romeros para realizar posteriormente el recorrido de despedida por una ciudad que vive y siente de manera especial el encuentro anual con la Virgen del Rocío.

Iniciando el camino.
El hermoso Carretón de plata que porta al Simpecado moguereño volvió a detenerse en su recorrido frente al convento de la hermanas de la Cruz, donde las religiosas entonaron sentidas oraciones ante la atenta mirada del alcalde de Moguer Gustavo Cuéllar, del Hermano Mayor de la Filial Paco Cruz y de los Mayordomos de esta Romería de Pentecostés, amigos y familiares de la casa Marín que afrontan ilusionados la responsabilidad de representar a su pueblo.

Antes también de adentrarse en las arenas del camino, la comitiva se detuvo en la puerta del Ayuntamiento, donde el alcalde depositó un ramo de flores en nombre de un pueblo que vive de manera especial su peregrinar a la aldea.
Despedida de la Virgen de Montemayor.
Los romeros moguereños vuelven a compartir sus pasos con la Hermandad de Barajas, que fue amadrinada por la directiva de María Teresa Ramiro hace 15 años. Moguereños y madrileños volverán a compartir en un ambiente mágico el mismo sentimiento de amor a nuestras raíces, el orgullo de pertenecer a una hermandad centenaria y la satisfacción de poder recorrer juntos el camino que les llevará el viernes hasta las plantas de la Blanca Paloma.

Uno de los momentos más emotivos de este jueves de carretas se vivió en Montemayor, donde los peregrinos se despidieron de su Patrona, la Virgen de Montemayor, antes de surcar las arenas de su camino; un camino que será especialmente emotivo este año para la junta directiva que preside Paco Cruz, que vivirá su último Rocío al frente de la tricentenaria Hermandad de Moguer.

Datos históricos de la filial moguereña
Aunque oficialmente celebremos este año el 300 aniversario de la Hermandad del Rocío de Moguer, se cree que la filial moguereña camina a la aldea desde mediados del siglo XVII.
Simpecado moguereño.
El primer documento oficial que se refiere a la antigüedad de la Hermandad se encontró en el Palacio Arzobispal de Sevilla y es de 1758. En él, el vicario de Moguer, Antonio Prieto Tenorio, solicita permiso para celebrar una misa en el camino de la hermandad moguereña, alegando que desde hacía más de 40 años, esta hermandad acude a la romería del Rocío.
                                                                                       
La Hermandad del Rocío de Moguer es la cuarta en el orden de antigüedad, pero esto no quiere decir que este sea realmente el lugar que le corresponde, ya que cuando en la “Primitiva Regla de la Hermandad del Rocío de Almonte” de 1758 se hace referencia a las hermandades de otras localidades que acuden desde hace años a la romería de Pentecostés, se nombran primero las villas de Villamanrique, Pilas y La Palma, y luego las ciudades de Moguer, Sanlúcar y el Puerto de Santa María, lo que no quiere decir que éste sea el orden real de antigüedad, ya que cuando años más tarde se incorporan a la hermandad de Umbrete y Triana, la primera se incluye en la relación de villas, y la segunda en la de ciudades, por lo que parece lógico pensar que en esta antigua relación de la Matriz almonteña se enumeraban primero las villas y luego las ciudades, sin que por ello fuesen más antiguas las primeras.

Lo cierto es que aunque este año la hermandad del Rocío de Moguer celebra el tricentenario de su fundación, también se trata de un dato discutible, ya que con toda probabilidad los rocieros moguereños acudiesen ante la Blanca Paloma desde mediados del siglo XVII, que es cuando la devoción a la Virgen del Rocío comienza a extenderse con fuerza por el triángulo formado entre Sevilla, los puertos de Cádiz y el antiguo condado de Niebla, cuya localidad más importante entonces era sin duda Moguer