19 agosto, 2020

ES… MI TESORO…

 

Bromas aparte. Resulta curioso ir encontrando por la orilla durante los paseos matutinos tal cantidad y variedad de artilugios de pesca.

Ni qué decir tiene el peligro que supone el clavarse un anzuelo en un pie, pero resulta mucho peor terminar la triste broma con una seria operación, y conozco algunos casos a través de amigos o del propio veterinario en los que un perro travieso se los ha llevado a la boca, bien por su atractivo en forma y color o simplemente por el aroma de algún cebo embriagador.

La cuestión tiene difícil solución, solo se me ocurre pasear con cautela y ojo avizor.

                                                                                  Federico Soubrier