16 junio, 2009

UN PRECIO DEMASIADO ALTO

Un metanero pasando frente al puerto de Mazagón
Tal vez si mi abuela no hubiera lavado durante tanto tiempo en los lavaderos públicos, destrozándose la espalda, hubiera vivido unos años más y con más calidad de vida de la que tuvo. La lavadora, el frigorífico, el lavavajillas, y todas esas comodidades que tenemos en nuestras casas, se las debemos a la industria. La industria ha transformado el mundo y ha contribuido a mejorar nuestro bienestar. Estoy pues, a favor de la industria, y aunque soy un fiel defensor de los valores naturales, no estoy dispuesto a volver a las cavernas.
Pero la industria debe ser respetuosa con el medio ambiente y con el ser humano. A veces el precio que pagamos por la calidad de vida y el bienestar que nos proporciona es demasiado alto, y en algunos casos pone en peligro nuestra seguridad.
El almacenamiento y transporte de gas natural licuado representa un peligro letal para las zonas circundantes en un radio de al menos 15 kilómetros. Las terminales de descarga y el almacenamiento de este combustible deben estar alejados de las zonas habitadas. En Estados Unidos los metaneros tienen prohibido acercarse a la costa a menos de 20 millas, y cuando algún barco, con el propósito de ganar tiempo traspasa esa barrera de seguridad, es obligado a alejarse de la costa por los helicópteros y las patrulleras de la Guardia Costera.


Planta regasificadora de Enagás
Roberto Centeno, Consejero Delegado de Enagás a principios de los años 70, dijo en unas declaraciones en televisión, que los metaneros son unas auténticas bombas flotantes que figuran en segundo lugar en las listas de objetivos prioritarios de la organización terrorista Al Qaeda, después de las plantas separadoras de gas de los campos saudíes. La explosión de un metanero con una capacidad de entre 100.000 y 200.000 m³, en caso de un accidente o atentado terrorista puede desencadenar un radio de destrucción equivalente al de 30 bombas atómicas similares a la de Hiroshima, ya que la deflagración del gas licuado es tres veces mayor que la de un artefacto nuclear.




VIDEO DE LA ENTREVISTA A ROBERTO CENTENO