15 septiembre, 2025

Estudio de la dinámica litoral en Mazagón por la construcción del Espigón Juan Carlos I

Bloques de escollera y hormigón que componen el espigón // Huelva información

José A. Mayo Abargues

15/09/25.- Miguel Pastor Macho, joven ingeniero de 22 años licenciado en la rama de Energía por la Escuela de Minas y Energía de la Universidad Politécnica de Madrid, ha presentado su Proyecto Fin de Grado centrado en el estudio de la dinámica litoral en Mazagón a raíz de la construcción del Espigón Juan Carlos I.

El trabajo, de gran rigor técnico, ha sido propuesto para Matrícula de Honor, la máxima distinción académica, por la calidad de su investigación y el aporte al conocimiento sobre la evolución de la costa onubense.

Miguel Pastor, nacido en Madrid de madre madrileña y padre onubense, mantiene una estrecha vinculación con Mazagón, donde veranea desde niño. Esa relación personal con la playa fue la inspiración para abordar este estudio, que combina su formación en ingeniería con un profundo interés por la preservación y el análisis de los ecosistemas litorales.

Tuberías de saneamiento expuestas a causa del temporal en 2010 // Miguel Pastor

RESUMEN DEL PROYECTO

Por Miguel Pastor

Este Trabajo de Fin de Grado analiza la evolución de la línea de costa en Mazagón (Huelva) tras la construcción del espigón Juan Carlos I, una de las infraestructuras portuarias más grandes de Europa, con más de 13 kilómetros de longitud, cuya inauguración en 1981 transformó profundamente la dinámica litoral de la zona. La obra se diseñó para mejorar la operatividad del puerto de Huelva, permitiendo el acceso de grandes buques y reforzando su papel estratégico en el comercio marítimo. Sin embargo, más de cuatro décadas después, sus efectos se han dejado notar de forma evidente en el litoral de Mazagón, que ha experimentado un retroceso progresivo de su línea de costa y un aumento de la vulnerabilidad frente a temporales.

La motivación de este estudio surge de la estrecha relación personal y familiar del autor con la localidad, donde ha sido testigo de cambios visibles en las playas y dunas que los vecinos asocian a la construcción del espigón. Con el fin de comprobar científicamente esta percepción, se llevó a cabo un análisis riguroso apoyado en imágenes aéreas históricas desde 1946 hasta 2022, las cuales fueron georreferenciadas con ArcGIS Pro. Se digitalizaron las líneas de costa correspondientes a cada año y se compararon entre sí, prestando especial atención al estado de la marea en el momento de cada vuelo fotogramétrico, lo que permitió reducir errores y aumentar la fiabilidad de los datos. Para suplir la falta de registros en las imágenes más antiguas, se aplicaron métodos empíricos de cálculo de mareas basados en ciclos lunares. Con estas líneas de costa se trazaron transectos perpendiculares al litoral para medir los avances y retrocesos acumulados a lo largo de nueve kilómetros de playa, aplicando posteriormente un análisis estadístico que permitió identificar las tendencias generales.

Los resultados muestran de forma clara que la construcción del espigón interrumpió el transporte natural de sedimentos de oeste a este. En la cara de barlovento se produjo una acumulación notable de arena, hasta el punto de crear una playa nueva en la zona del dique, mientras que en la cara de sotavento, correspondiente a Mazagón, se intensificaron los procesos erosivos. En algunos transectos, el retroceso acumulado de la línea de costa alcanza varias decenas de metros, comprometiendo no solo la estabilidad geomorfológica de la playa sino también infraestructuras y viviendas de primera línea. Además, temporales intensos como los registrados en 1995, 2010, 2018 y 2025 acentuaron la erosión, causando graves daños materiales y obligando a invertir importantes cantidades en reparaciones de emergencia. En varios casos fue necesario recurrir a dragados de arena para regenerar artificialmente la playa, logrando recuperar entre 20 y 50 metros de anchura en determinados tramos, aunque siempre de forma temporal y sin modificar la tendencia de fondo.

El estudio incluye también una aproximación socioeconómica que evidencia la doble cara de la construcción del espigón. Desde el punto de vista portuario y logístico, la infraestructura ha sido un éxito: el puerto de Huelva multiplicó por tres el volumen de mercancías movidas en apenas tres décadas, consolidándose como un motor industrial de la provincia y atrayendo inversiones ligadas a sectores estratégicos. Sin embargo, este crecimiento no se tradujo en un aumento homogéneo del bienestar en el territorio, pues mientras el puerto ganaba competitividad internacional, Mazagón veía deteriorarse uno de sus principales recursos: sus playas, fundamentales para la actividad turística y para la calidad de vida de sus habitantes. La paradoja es evidente: el mismo espigón que fortaleció la economía provincial debilitó un espacio natural de gran valor social y ambiental.

Las conclusiones del trabajo ponen de relieve la necesidad de considerar siempre los impactos ambientales y sociales en la planificación de grandes infraestructuras costeras. La construcción del espigón Juan Carlos I alteró de forma decisiva la dinámica litoral de Mazagón, redistribuyendo sedimentos y provocando erosión en áreas que, sin este obstáculo, hubieran mantenido un equilibrio más estable. El progreso económico alcanzado a través del puerto es indiscutible, pero se produjo a costa de un deterioro del patrimonio natural y turístico del litoral. En un contexto marcado por el cambio climático y la subida del nivel del mar, estas lecciones resultan fundamentales: solo integrando criterios de sostenibilidad y conocimiento científico en las decisiones futuras será posible garantizar que el desarrollo económico no suponga, de nuevo, la pérdida irreversible de recursos costeros tan valiosos como los de Mazagón.

Vista aérea del espigón en el año 1981 frente al año 2022 // ArcGIS

Playa de El espigón Juan Carlos I. // Periódico HOY

Comparativa de costa entre 1946 y 2009