16 mayo, 2012

MUERTE EN ROMPECULOS

“Muerte en Rompeculos”, la nueva obra de Federico Soubrier, verá próximamente la luz.
Portada del libro
Adelantamos en primicia una sinopsis de la nueva obra del escritor mazagonense, Federico Soubrier. “Muerte en Rompeculos” es una novela de género negro, ambientada en Mazagón, ilustrada con fotografías de Ricardo Leiva.

MUERTE EN ROMPECULOS
Avenida Fuentepiña, centro neurálgico de Mazagón
En un contexto que intenta dibujar Mazagón, su geografía, su panorama político, sus gentes, sus costumbres y el devenir de sus vidas. Analizando la problemática social, que viene causando en nuestra costa mediterránea desde hace algunos años, el que algunos grupos de inmigrantes organizados hayan optado por delinquir. En algunos casos con el empleo de una extrema violencia. Unos para sobrevivir y otros a fin de lucrarse.

Aquí se plantea lo que pudiera suceder, por supuesto con tintes de exageración, en un futuro no muy lejano, en una localidad que debido a ser mancomunidad, plantea serios problemas de competencia.

Los personajes que entran en la trama delictiva y policial, son una creación imaginaria y cualquier parecido con la realidad sería una mera coincidencia.

Las posibilidades turísticas de Mazagón vividas por los citados personajes, forman parte de la oferta deportiva, cultural y gastronómica de la localidad y provincia. Lugar de ocio, goce y disfrute en todos los planos por excelencia.

El aportar a esta obra cien ilustraciones, tratadas y pasadas a negativo a modo de láminas, ha pretendido aportar un componente visual que guíe la capacidad imaginativa del lector, aproximándolo de alguna manera a la realidad física y dejando a la vez que él o ella, sean quienes a la postre aporten el colorido necesario y rellenen mentalmente los espacios creativos, entre lugares y situaciones.
Vista hacia Mazagón
PLAYA DE ROMPECULOS:
La playa de Rompeculos conforma parte de la franja litoral onubense. Ubicada en el término municipal de Moguer - a la vera de La de Torre del Loro - y con una longitud de tres kilómetros de largo y una anchura de cien metros, corre paralela a un agreste acantilado de arena, coronado por pinos y cubierta de monte bajo, desde donde se puede otear la inmensidad de sus finas arenas besadas por la tranquilidad de las olas.

Variadas son las hipótesis de la procedencia sobre su nombre. La primera, procedente del siglo XIX, explica que es debido a que un cauce de agua se abrió paso entre dos dunas con forma de trasero. Una segunda, indica que allí quedaban varadas las embarcaciones y se les partían los bajos. Otra tercera, nos narra que a lo largo de la arena corre una grieta paralela a la orilla y cuando tomas el sol tumbado o sentado, terminas con dolor de glúteos. La cuarta y menos probable, dado los regímenes políticos y dictaduras, instauradas en los tiempos de su bautismo, no hubiesen permitido, es más, hubiesen perseguido, condenado y castigado  cualquier tipo de conducta de carácter homosexual  que allí se hubiese dado.
Acantilados de Mazagón
Las múltiples playas que desde la desembocadura del Guadalquivir hasta la del Guadiana en Ayamonte, recorren la zona litoral de Huelva, sin olvidar la entrada hasta el mismísimo paseo marítimo de la capital, remontando la fusión de las rías del Tinto y el Odiel, ofrecen innumerables bajadas y accesos solitarios desde la carretera, constituyendo puntos idóneos para el desembarco de alijos de droga, que en gran porcentaje escapan a las incautaciones de las fuerzas de seguridad.

 Rompeculos ha sido seleccionada de  entre todas las playas de este paraíso suroccidental por reunir las características más apropiadas para montar un espectacular desembarco y su correspondiente operativo policial a fin de decomisarlo.

Valga como pequeño ejemplo, que apuntala las posibilidades de que se produzcan los sucesos que más adelante se relatarán, lo que a continuación se describe:

“El viernes trece de octubre de dos mil siete, a las siete y  quince horas, en la playa de Rompeculos, la Guardia Civil aprehende un alijo de dos mil seiscientos noventa y cinco kilos de hachís, distribuidos en 77 fardos. Dándose a la fuga el grupo de personas que los portaban a fin de introducirlos en una furgoneta”. Dato reflejado en la web Mazagón Beach, fiel electrocardiograma del devenir de la vida de la localidad y fuente inagotable de información, fantásticamente patroneada por mi buen amigo José Antonio Mayo.
Helicópteros volando sobre la playa de Rompeculos