25 diciembre, 2011

RECORDANDO EL PASADO

"El Asperillo"
LA CENTRAL NUCLEAR "EL ASPERILLO"
¿Os imagináis una central nuclear en Huelva? 
Cómo si no tuviéramos bastante con el Polo Químico que nos impusieron a las puertas mismas de nuestras casas.
Polo Químico más Central Atómica, el cocktail definitivo.

Pues eso, que parece una broma de mal gusto o, casi mejor, una broma macabra, estuvo a un tris de convertirse en una realidad.

Corría el año 1974. En plena crisis del petróleo, contexto en el que el gobierno de entonces, como decisión estratégica (igual que la creación de los polos de desarrollo en los años sesenta ¡qué maravillosas decisiones!) para no depender de los pocos fiables Estados proveedores de crudo, y de sus imposiciones en materia de establecimiento de precios, decidió apostar por la energía nuclear como sustitutiva de las centrales térmicas para la generación de electricidad.

En esta coyuntura, nuestra empresa amiga, Sevillana de Electricidad, hoy Endesa, solicitó del Ministerio de Industria la construcción y posterior explotación de una Central Atómica en Huelva, y otra en Cádiz, en Tarifa, para ser más exactos, con previsión de construir una segunda central también en la provincia de Huelva.

Si éramos pocos, parió la burra. Polo Químico, más central Térmica a base del contaminante fuel-oil y, como guinda del pastel tóxico, una Central Atómica.

Si la cosa ya tenía castaña, el lugar elegido para su construcción ya era el acabose: entre Matalascañas y Mazagón, en la misma playa, en la playa del Asperillo, en la "Cuesta Maneli", como se conoce popularmente ese enclave. 

Respecto al nombre que se pondría a la central se dudaba entre el de "El Asperillo", que era el del lugar de su ubicación, o el de Almonte - El Rocío. Ocuparía una superficie de 1.732.500 metros cuadrados y tendría dos reactores nucleares, que sería capaces de generar dos mil megavatios de potencia eléctrica.

Este era el titular de la primicia, tal como apareció publicada en el ABC de Sevilla:
Pocos días después, el 2 de febrero de 1974, la noticia aparecía en el diario Odiel, por aquel entonces adscrito a la prensa del Movimiento, con un extenso artículo divulgativo de las maravillas y beneficios que para Huelva tendría pertenecer al selecto club de las provincias nuclearizadas.
Una auténtica bendición, vamos.
A los pocos días, en lo que constituye un hecho insólito para la época, con Franco todavía en el poder, dos ayuntamientos alzaron su voz contra el proyecto nuclear: el de Moguer y el de Palos de la Frontera. Así lo recogieron el 27 de febrero de 1974 tanto el ABC, como La Vanguardia:
La mancomunidad formada por ambos municipios basaba su oposición en que "dadas las inmejorables cualidades de turismo en estas playas de Huelva y ser parajes inmediatos a urbanizaciones que se vienen construyendo, la instalación de esta industria alejaría los promotores y en general al turismo por la peligrosidad que puede entrañar Central Nuclear, interrumpiendo por tanto la continuidad en el embellecimiento y promoción de estas playas"

El 3 de marzo de 1974, el Odiel informaba que a dicha denuncia se habían unido otras dos, las formuladas por el Sindicato de Hostelería y por el Colegio de Farmacéuticos.
El 6 de marzo, La Vanguardia publicaba, en lo que ya constituía un clamor opositor, y un verdadero acto de rebeldía, que el Ayuntamiento de Almonte también se oponía a la construcción de la Central en los siguientes y contundentes términos:
Ese mismo día 6 de marzo, el Odiel publicaba que el Colegio de Médicos de Huelva se sumaba a la oleada de oposición frente a la Central:
El 7 de marzo de 1974, tanto La Vanguardia como el ABC informaban de esa misma oposición de los médicos de Huelva:

Ese mismo día, el Odiel informaba que otros dos colegios profesionales formulaban su oposición a la solicitud de la Sevillana para construir la Central Nuclear, en concreto el Colegio de Arquitectos y el de Aparejadores:

A todos estos recursos se sumaron los propios ciudadanos de Almonte, en lo que constituía ya un autentico clamor popular contra la central, así titulaba el ABC de Sevilla del 10 de marzo:
Después de todas estas protestas, el proyecto entró en un fase de suspenso, al menos desde el punto de vista de los medios de comunicación, hasta que el 19 de febrero de 1975, en una entrevista publicada en ABC de Sevilla, Gregorio Valero Bermejo, a la sazón presidente por entonces de la Sevilla de Electricidad, manifestaba que "tenemos solicitadas las autorizaciones oficiales para construir dos centrales nucleares. Una en la zona de Tarifa y la segunda en la de Almonte (...) Estas centrales irán entrando en servicio en el decenio 1980-1990, a partir de 1982. En la actualidad, unidos con otras dos sociedades, estamos construyendo la central nuclear de Almaraz, en la provincia de Cáceres".

El proyecto, por tanto, pese a las protestas ciudadanas, seguía adelante para la empresa promotora, hasta tal punto que en la siguiente información aparecida en La Vanguardia el 21 de noviembre de 1975, eran ya dos las centrales previstas en el Asperillo (Cuesta Maneli):

A pesar de las protestas y recursos, el Ministerio de Fomento otorgó a Sevillana la "autorización provisional" que representaba el "reconocimiento de la idoneidad del emplazamiento de la futura central", de ahí que una información aparecida en el ABC del 25 de febrero de 1977, en un artículo firmado por J.S. Canales, se titulara:

El 22 de noviembre de 1977 se publicó en ABC un interesante reportaje sobre los efectos negativos de la energía atómica, a propósito de la posible construcción de la Central Nuclear de El Asperillo:

El 12 de abril de 1978, ABC publicaba que la Diputación de Huelva, gobernada por entonces por la UCD, se mostraba públicamente en contra de la Central Atómica. Qué tiempos aquellos, cuán diferentes a los de hoy, en los que la Diputación de Huelva defiende, hasta en Europa, cualquier industria química que por aquí pase y sus detritus radiactivos:
Como el Guadiana, el asunto volvió a desaparecer de los titulares, hasta el 9 de junio de 1979, en el que sorpresivamente, Sevillana, desmintiendo a la recién creada Consejería de Industria anunciaba públicamente que, no sólo no descartaba la construcción de la Central, sino que su construcción se llevaría a cabo en el plazo de tres años:
Frente a esta preocupante noticia, el Ayuntamiento de Almonte volvió a mostrarse contrario a la iniciativa de Sevillana, no admitiendo la realización del proyecto, y ello con el respaldo del Ministerio de Industria. Así se recogió la noticia en el ABC del 13 de junio de 1979.
Final y felizmente, como puede constatarse paseando hoy por la playa de El Asperillo, conocida popularmente como "Cuesta Maneli", la Central Nuclear no llegó a construirse. Hoy, El Asperillo ha sido declarado monumento natural, pero cuántos de quienes pasean y se bañan plácidamente en su playa desconocen lo cerca que estuvo de haberse declarado monumento atómico.