20 diciembre, 2010

Más de 800 personas, aisladas en una urbanización de Mazagón

 Foto: Odiel Información
  Fuente: Odiel Información
VICENTE PONCE / ODIEL
Los dos accesos a la urbanización El Vigía de Mazagón presentan el mismo deplorable estado. Minados de baches, estos caminos se antojan intransitables para una población flotante que oscila entre los 800 vecinos en verano y unos 400 en invierno.Vecinos que también lamentan el abandono que sufre el resto de la urbanización por parte del Ayuntamiento de Palos de la Frontera.

Un campo plagado de minas antipersonas. Eso es lo que parecen los dos únicos caminos que dan acceso a la urbanización El Vigía, de Mazagón. Caminos repletos de una interminable e inabarcable sucesión de baches que convierte en toda una odisea salir o entrar a esta barriada. Una odisea que después de ocho años, - en 2002 se inauguró la segunda fase de Ciparsa, conocida como El Vigía- está acabando con la paciencia de los vecinos que allí viven solamente en verano, pero sobre todo, con los que residen durante todo el año. Entre unos y otros suman unos 800 vecinos, familias que están dispuestas a todo, para que de una vez por todas, tanto los ayuntamientos de Palos de la Frontera como de Moguer -ambos gobernados por el Partido Popular- decidan hacer transitable estos accesos, uno ubicado en término municipal palermo, y el otro, en el moguereño.
“Ya no sabemos qué hacer. Hemos acudido ciento de veces a estos ayuntamientos. Hemos interpuestos cientos de recursos en estos años, y aún no nos han contestado”, se lamenta José Antonio Mayo, uno de los vecinos afectados por esta inquietante desidia, a la vez que muestra unos baches que parecen cráteres.

“No podemos seguir pagando una contribución altísima, de casas de lujo, y tener estas infraestructuras del tercer mundo”, denuncia Mayo, a la vez que apunta que los ayuntamientos de Palos y Moguer “se olvidan de nosotros durante todo el año, excepto cuando nos toca pagar el IBI”.

En este sentido destaca que los vecinos de El Vigía, urbanización con unos 145 chalés y tres bloques de pisos, solicitaron hace más de un año una reunión con el alcalde palermo, Carmelo Romero, “aún estamos esperando una respuesta. Ni éste alcalde, ni el de Moguer, Juan José Volante, quieren saber nada de nosotros”.
Aunque este olvido se esparce por todo el barrio, se ve reflejado, especialmente, en los accesos tanto a esta urbanización como a la ‘adosada’ Ciparsa. “Son intransitables, no existen por ellos ni un centímetro llano”, explica sobre el terreno Juan Manuel Rodríguez Bonilla, otro de los afectados, quien subraya que El Vigía lo único en buen estado son las calzadas que rodean la urbanización.

 Según Bonilla, el problema radica, por una parte, en el acceso a El Vigía desde Mazagón. “Tenemos que acceder a nuestra urbanización a través del camino de la urbanización privada Ciparsa, que está intransitable, no existe ni un centímetro llano”. Por otra parte, esta el acceso de entrada o salida por la carretera N-442 (Huelva-Matalascañas). “Si el primero está intransitable, éste es inaccesible, y en ambos se complica la situación cuando llueve, los baches se convierten en interminables bolsas de agua “lo que complica sobremanera el paso por los mismos”.
Según Mayo, este “calvario” lo sufren cada día numerosos inquilinos “pues la mayoría de los vecinos vivimos aquí durante todo el año”. Calvario que sufre una vuelta de tuerca cuando se desglosan los efectos que causa el mismo.

Tanto Mayo como Bonilla coinciden en señalar que tienen que cambiar los amortiguadores de sus vehículos “cada dos por tres”. Pero este gasto es lo de menos. Aseguran que padres y madres tienen que sujetar con almohadillas las cabezas de sus hijos, sobre todos los de corta edad “para que no se rompan el cuello, debido al brusco movimiento que realizan los coches cuando no pueden esquivar los baches”.
En este sentido, confirman que ni los coches de bomberos, policías ni ambulancias pueden llegar a tiempo a ningún lugar “ya que estos accesos sólo te permiten a ir a 10 km/h. Imagínate el trayecto que debe pasar un enfermo dentro de una ambulancia cuando transita por ellos”.

Asimismo, le empresa de autobuses escolar ya lleva amenazando varios años con no volver a transitar por estas urbanizaciones si no se pone arreglo a estos accesos. Esta amenaza se convierte en negativa, en el sector del taxi. “Nadie está dispuesto a destrozar su vehículo circulando por esta zona, por lo que muchos taxistas en más de una ocasión, se niegan a realizar un servicio en estas urbanizaciones. Estamos totalmente aislados, y así llevamos ya 8 años, que no es poco”, apostilla.