07 octubre, 2007

Ciparsa en llamas



CIPARSA EN LLAMAS
Publicado en El Mundo el 17 de julio de 2007


El incendio de Ciparsa es el producto del abandono que sufre Mazagón por parte de los ayuntamientos de Moguer y Palos de la Frontera. El incendio no hubiera alcanzado esa magnitud, si los alcaldes de estos ayuntamientos hubiesen escuchado las voces de los vecinos. Ellos son, en gran medida, los responsables de la tragedia que la población de Mazagón vivió la tarde del día 9 de Julio.
Con fecha 4 de mayo de 2006, los vecinos de la zona de El Vigía, ante el deplorable estado de abandono en el que se encontraba la urbanización, decidimos enviar una carta al alcalde de Palos de la Frontera, en la que solicitábamos, entre otras cosas, la limpieza de la maleza de los pinos, para evitar posibles fuegos. El silencio fue su respuesta y, nunca, nadie, vino por aquí a limpiar el monte, incrementando, cada día más el riesgo de incendio.
Asimismo, en otro escrito posterior, solicitábamos también, un acceso a la N-442, para no tener que pasar por la urbanización privada de Ciparsa. Lo único que conseguimos fue que nos habilitaran un camino de tierra a dicha carretera, que al poco se hizo intransitable
El llamado Arco de Ciparsa, es la única salida que tiene la propia urbanización y todas las urbanizaciones de la zona de El Vigía. Todos los caminos con los que cuenta la urbanización, confluyen en el Arco, convirtiéndose en una ratonera para los vecinos en caso de emergencia; un embudo en el que el día del incendio se vivieron momentos de auténtico pánico.
Espero que los alcaldes de estas dos poblaciones que rigen nuestro destino, reflexionen y piensen en la urgencia de una salida alternativa hacia la N-442
José Antonio Mayo Abargues




UN INCENDIO ANUNCIADO

Publicado en El Mundo el 1 de Agosto de 2007
Tres semanas después del incendio de Mazagón, los vecinos de Ciparsa y El Vigía, urbanizaciones donde sufrimos las consecuencias del incendio más de 1.500 personas, seguimos sin una respuesta por parte de los ayuntamientos de Moguer y Palos de la Frontera, regidores de la Mancomunidad de Mazagón. En un principio, los ediles de estos ayuntamientos, lanzaron la pelota al tejado de Medio Ambiente para sacudirse las culpas, pero la Junta de Andalucía ha dejado claro que el incendio ha sido urbano, y no forestal, ya que se produjo en una zona que se está urbanizando para construir 850 viviendas, en el término municipal de Palos de la Frontera.
El estado en el que se encontraban (y aún se encuentran), los parajes de estas urbanizaciones: maleza acumulada desde hace muchísimos años, podas recientes sin recoger, los convertían en un auténtico polvorín. El motivo fue “la chispa de un cable”, pero la consecuencia fue el estado de abandono generalizado de las urbanizaciones. El incendio, fue pues, un incendio anunciado.
Desde el día del incendio he empezado a creer en ese suceso inexplicable al que llamamos milagro. Fue un milagro el no haber tenido que lamentar pérdidas humanas. Fue un milagro que el viento cambiara de dirección en el momento preciso, pues de no haber sido así, las urbanizaciones hubieran quedado arrasadas por las llamas, ya que estaban condenadas a ello. Y fue un milagro, que sin contar con un Plan de Emergencia, que es obligatorio desde el año 2001, y la falta de coordinación de los dispositivos encargados de ponernos a salvo, los vecinos evacuáramos la zona de una manera organizada y sin ningún tipo de incidentes, excepto el inevitable embotellamiento que se formó en el Arco de Ciparsa, por ser la única salida con la que contábamos.
No se puede entender que, pese a la proximidad de la industria química, que ha avanzado hasta las mismas puertas de la localidad, Mazagón no tenga un Plan de Emergencia. Es necesario que se depuren responsabilidades y que de una vez por todas se dé solución al grave problema de abandono que padece Mazagón.
José Antonio Mayo Abargues


CIPARSA


Publicado en El Mundo el 22 de Julio de 2007
Afortunadamente, la única víctima del incendio de Mazagón del pasado día 9 de Julio, fue un loro que quedó calcinado en su jaula. No tuvimos que lamentar más víctimas, pero todos los vecinos de Ciparsa pudimos correr la misma suerte del pobre animal, si los servicios de contraincendios se llegan a retrasar un poco más. Tardaron hora y media en llegar al lugar del incendio, desde que se dio el primer aviso al servicio de emergencias 112, a las 17, 15 horas. Mientras tanto, los vecinos contemplábamos impotentes el pavoroso incendio, sin saber a ciencia cierta la envergadura del mismo, al tiempo que poníamos a resguardo todos los enseres y cerrábamos ventanas y puertas para proteger las viviendas. La proximidad del mar y de la Laguna de las Madres, donde cargaron el agua los aviones y helicópteros, fue el único factor que tuvimos de nuestro lado.
La evacuación de las personas afectadas fue un auténtico desastre, ya que Mazagón no cuenta con un plan de emergencia, que es obligatorio desde el año 2001. Tuvimos que abandonar la zona por la única salida existente, un camino de tierra, lleno de baches y badenes, hasta donde llegaban las llamas de la batería militar de El Picacho, la zona más afectada.
Toda la población se concentró en las inmediaciones del edificio de la Mancomunidad de Mazagón, con el fin de estar informados de lo que ocurría en el lugar de la tragedia. Nadie informaba de nada. Cada vez que llegaba un coche de la policía o de los servicios sanitarios, les hacíamos la misma pregunta «¿Hay víctimas?» «¿Están ardiendo las casas». Nadie sabía darnos una respuesta. La tensión fue en aumento y los nervios se desataron. El centro de salud se colapsó por los continuos ataques de ansiedad: Todos veíamos nuestra casa ardiendo. Tuvieron que aplicar oxígeno a muchas personas mayores que llegaban con síntomas de asfixia. Los sanitarios eran incapaces de atender a todos los pacientes. En el Colegio Público “El Faro”, varios psicólogos llegados de diferentes puntos de la provincia, trataban de calmar a los afectados. La tensión llegó a su punto más álgido cuando hicieron acto de presencia en las puertas de la Mancomunidad, los alcaldes de Moguer y Palos de la Frontera. En ese momento, Mazagón estaba cubierto por una espesa nube de humo, y los dos ediles se pusieron ante las cámaras de televisión, protegidos con una mascarilla, mientras los allí presentes respirábamos lo irrespirable a boca descubierta. Fueron abucheados. No era para menos.
Al día siguiente del incendio «cuando los ánimos estuvieran más tranquilos», según sus palabras, prometieron reunirse con los afectados para mostrarles su apoyo, promesa que corroboró a la prensa el alcalde de Moguer, pero en un acto de cobardía se escondieron en sus madrigueras y dejaron plantados a los afectados.
José Antonio Mayo Abargues