17 noviembre, 2016

LA TERTULIA CULTURAL MAZAGONENSE VISITA FUENTEPIÑA PARA DENUNCIAR SU ESTADO DE ABANDONO


           El pasado miércoles día 9, la Tertulia Cultural Mazagonense inició el curso 2016/17 con una visita a la Fina y Casa de Fuentepiña que durante un tiempo perteneció a la familia de Juan Ramón Jiménez.
           
            El paraje y la casa de Fuentepiña son los ámbitos agrestes que mejor definen las coordenadas líricas de Juan Ramón. Se localizan a poca distancia del núcleo urbano de Moguer, a escasos dos kilómetros, tomando la carretera de El Algarrobito, a la altura del polígono industrial del mismo nombre, y el camino de la Dehesa.

        La finca de Fuentepiña, denominada «Santa Cruz de Vista Alegre», había sido propiedad de Gregorio Jiménez Jiménez, hermano de Víctor Jiménez, padre de Juan Ramón. Así como la de Nazaret, que cuyo propietario fue el médico Rafael Almonte, con quien Juan Ramón mantuvo un estrecho vínculo, conforman el Ben de Interés Cultural, por tratarse de un espacio natural connotado literaria y pictóricamente, y en el que confluyen valores de carácter histórico que tienen que ver con la presencia y las vivencias del poeta. Este paisaje es evocado por Juan Ramón en Platero y yo y otras obras suyas en prosa y verso.


            La finca de Fuentepiña era una hacienda de labor con viñedo, naranjal y pinetar "al sitio de Fuente Piña o Vallejuelo de este término, llamada Santa Cruz de Vista Alegre", con sus linderos perfectamente delimitados. Tras el fallecimiento en Huelva el 21 de agosto de 1907 de Gregorio Jiménez, la finca de Fuentepiña fue embargada. Posteriormente, fue vendida en pública subasta a Antonio Hernández-Pinzón Flores, cuñado de Victoria Jiménez Mantecón, hermana de Juan Ramón.

            Por su parte, la casa de campo de Fuentepiña es un típico ejemplo de arquitectura vernácula existente en la Tierra Llana de Huelva y, concretamente, en el término municipal de Moguer. El edificio fue concebido por sus artífices y empleado por los distintos propietarios que la habitaron como residencia de recreo, sobre todo durante la estación estival. Aunque se enmarca en la tradición barroca, comprende elementos mudéjares constituidos por los pilares ochavados, de fuerte implantación en la comarca. De gran interés es el conjunto arquitectónico del agua que se conserva a escasos metros del edificio principal, constituido por dos norias y una acequia, en bastante buen estado de conservación, y donde el ladrillo sigue siendo el material de construcción por excelencia.

            De vuelta de Madrid, y con la llegada de la primavera de 1906, Juan Ramón empezó a ir al campo, a la finca y casa de sus primos, en el Huerto de las Monjas, y sobre todo, a la casa y paraje de Fuentepiña. El campo le devolvió el entusiasmo y escribió versos alegres. Juan Ramón iba a Fuentepiña andando, dando largos paseos, y también usaba el burro de Manuel, el casero de la finca. El paisaje y la tranquilidad idílica que se respiraba en Fuentepiña marcaron el comportamiento creativo del poeta el tiempo que pudo disfrutar de la finca, de junio de 1906 a noviembre de 1910. 

            C X X X V - MELANCOLÍA 

Esta tarde he ido con los niños a visitar la sepultura de Platero, que está en el huerto de la Piña, al pie del pino redondo y paternal. En torno, abril había adornado la tierra húmeda de grandes lirios amarillos. Cantaban los chamarices allá arriba, en la cúpula verde, toda pintada de cenit azul, y su trino menudo, florido y reidor, se iba en el aire de oro de la tarde tibia, como un claro sueño de amor nuevo. Los niños, así que iban llegando, dejaban de gritar. Quietos y serios, sus ojos brillantes en mis ojos me llenaban de preguntas ansiosas. —¡Platero, amigo!—le dije yo a la tierra—; si, como pienso, estás ahora en un prado del cielo y llevas sobre tu lomo peludo a los ángeles adolescentes, ¿me habrás, quizá, olvidado? Platero, dime: ¿te acuerdas aún de mí? , Y, cual contestando a mi pregunta, una leve mariposa blanca, que antes no había visto, revolaba insistentemente, igual que un alma, de lirio en lirio...

            Sin embargo, y a pesar de formar parte del acervo cultural del municipio, dicho enclave está amenazado por varios frentes: el avance del monocultivo de la fresa y la zona de expansión industrial de El Algarrobito, con la consiguiente degradación de su entorno inmediato.
            La Dirección General de Bienes Culturales y Museos a través del DECRETO 520/2004, de 2 de noviembre, declara, como Bien de Interés Cultural, con la categoría de Sitio Histórico, los lugares vinculados con Juan Ramón Jiménez.

            La declaración del paraje de Fuentepiña, es parte esencial del legado de Juan Ramón Jiménez, y la protección del entorno afectado debería garantizar la conservación y disfrute de este espacio natural.

            Actualmente, el estado de la parcela, así como la casa y las edificaciones anexas, se encuentran en un estado de lamentable abandono. La Tertulia Cultural Mazagonense, se une, de esta manera, a todas aquellas personas y colectivos, que exigen que dichos lugares y edificaciones sean restaurados como corresponde a la importancia histórico-cultural que indudablemente tienen.