24/07/25
Cuando acaba de cumplirse el 523 aniversario de la muerte del descubridor moguereño Pedro Alonso Niño, acaecida en el océano Atlántico el 11 de julio de 1.502, Moguer muestra con orgullo a los visitantes que acuden este verano a disfrutar de la ciudad, la figura de su excepcional marino ubicada junto al monasterio colombino de Santa Clara.
La estatua del descubridor moguereño es obra del asturiano Anselmo Iglesias Poli, ganador del concurso de ideas convocado en su día por el Ayuntamiento de Moguer, un artista autodidacta, fundidor de profesión, que ha sabido encontrar y potenciar su creatividad gracias a su contacto con los escultores que acuden a su fundición, Igless Principado, S. L.
Pedro Alonso Niño fue el piloto mayor de la expedición colombina y el verdadero responsable de trazar la ruta que haría posible en 1492 el encuentro entre dos mundos, una idea que el autor ha plasmado de forma admirable en su obra escultórica realizada en bronce, en la que el marino, vestido según los cánones del siglo XV, con casaca, sombrero y zapatos de época, aparece sentado a una mesa estudiando a la luz de un farol las cartas de navegación para trazar el rumbo de la flotilla colombina que ampliaría los horizontes del mundo conocido.
Sobre la mesa el navegante tiene colocados un reloj de arena, un cuadrante indispensable para la navegación guiada por los astros, un compás y otros elementos con los que trazar el derrotero de las naves y, por supuesto, la carta de navegación que él mismo había elaborado con los grandes conocimientos náuticos que poseía este moguereño, considerado por muchos especialistas como el principal artífice del éxito del viaje descubridor.
La pieza formaba parte de un complejo escultórico denominado “Navegantes” que posteriormente fue redefinido por la Fundación de Cultura de Moguer en un nuevo proyecto en el que la obra de Anselmo Iglesias se sitúa sobre un pedestal que representa la proa y la vela de la carabela La Niña, propiedad de la familia del propio Pedro Alonso, realizado por la empresa moguereña Modecons.
Inaugurada con motivo de las Jornadas Moguer y América que se celebraron el pasado mes de marzo en conmemoración del regreso de la carabela moguereña y el cumplimiento del Voto Colombino de Santa Clara, la estatua del insigne navegante ocupa un lugar de privilegio en el recorrido turístico por el monumental casco histórico de Moguer, al ubicarse junto al ábside del espectacular monasterio de Santa Clara, uno de los edificios históricos más importantes de Andalucía tanto por sus valores arquitectónicos y artísticos, como por su estrecha relación con el primer viaje colombino. No olvidemos que el nombre original de la carabela Niña fue precisamente el de Santa Clara, y que Colón visitó varias veces el monasterio moguereño para buscar el apoyo a su proyecto de la entonces abadesa Inés Enríquez, tía del rey Fernando el Católico.
La estrecha relación de los descubridores moguereños y del propio almirante con Santa Clara quedó más patente aun cuando, en el tornaviaje, las dos naves que regresaban a España fueron sorprendidas por una gran tempestad que amenazaba con mandarla a pique, realizándose entonces entre la marinería de la Niña el “voto colombino de Santa Clara”, una promesa según la cual, si la nave lograba salvarse del naufragio, un tripulante elegido por sorteo debería pasar una noche en vela y oración dando gracias ante el altar del cenobio moguereño, siendo el propio Cristóbal Colón el designado por la fortuna para realizar ese voto que el marino genovés cumplió en la noche del 15 al 16 de marzo de 1493.
Algunos datos sobre Pedro Alonso Niño
El intrépido marino moguereño, convertido ya en uno de los navegantes más importantes de la historia, vuelve a ser el Piloto Mayor en la segunda expedición de Colón, y en los años posteriores viaja en repetidas ocasiones al Nuevo Mundo siendo siempre el responsable de pilotar esas nuevas aventuras exploradoras.
Su excepcional valía marinera lleva también a los Reyes Católicos a pedir al moguereño, probablemente el cartógrafo más experto de su época, que enseñe sus conocimientos náuticos al príncipe Juan, lo que confirma la alta estima que para los monarcas españoles tenía nuestro navegante, al que nombraron Piloto Mayor Real de las Indias.
Pedro Alonso se embarca de nuevo en febrero de 1502 rumbo a las Indias con la gran expedición de 32 navíos que llevó a Nicolás de Ovando como gobernador, en la que sería la última de sus peripecias marineras ya que, a su regreso a España, un huracán destruyó la flota en la que viajaba como piloto extraordinario de la nave capitana “Santa María del Antigua”, falleciendo en el mar el 11 de julio de 1503.