29 enero, 2019

RECORDANDO EL PASADO: AVISTAMIENTO DE OVNIS EN MAZAGÓN EN 1966

Foto: elconfidencial.es
UN SINGULAR CASO
El caso OVNI más notable de los acontecidos en Huelva en 1996, sucedió el 23 de abril. Dos días después, es decir, el día 25, el periódico local “Huelva Información” publicó una noticia con el siguiente titular: “Detectan la presencia de varios OVNIs en la costa de Mazagón”. Gentilmente, mi buen amigo Antonio Peinazo, redactor-jefe del citado diario, me facilitó datos y teléfonos de algunos de los testigos. Esa misma tarde contacté con Bernardo Lafuente, administrativo y periodista de 29 años, y pude concertar una cita con él para el día siguiente. Y éste fue su testimonio: “Eran las doce menos diez. Como todas las noches, mi novia y yo nos dirigíamos a Mazagón, donde vive ella... En el kilómetro 1 del cruce de Mazagón y Palos de la Frontera divisé a mi izquierda, sobre unos pinos y a una distancia de unos 100 metros, una sucesión de tres o cuatro luces rojas que se desplazaban a poca velocidad. De improviso, se quedaron paradas en el otro lado de la carretera, a una altura de unos 30 ó 40 metros...” ¿Qué tamaño podrían tener? -“Las dimensiones de un autobús”, señaló el testigo sin dudarlo. Al final, “se dirigieron hacia el mar siguiendo una trayectoria oblicua ascendente, a una velocidad increible que pronto me hizo perderlos de vista...” Ni Bernardo ni su novia podían dar crédito al fenómeno que acababan de observar durante 20 segundos desde su vehículo. “Yo era una persona que no creía mucho en estos temas”, terminaría confesando. Hoy, piensa de forma diferente.

Otro testigo de excepción de este caso fue el Cabo 1º de Infantería Mariano Agustín Orta, de 25 años. El 30 de abril me acerqué a la base militar donde Mariano se encuentra destinado, el destacamento militar de El Picacho, a un par de kilómetros de Mazagón. Al principio tuve cierta dificultad para entrevistarle, ya que tras haber aparecido su testimonio en “Huelva Información” recibió ciertas amonestaciones de un superior, motivo por el cual no deseaba volver a hablar con periodistas. Pero al final accedió amablemente a narrarme su experiencia. “Serían aproximadamente las 12 de la noche. Yo venía en coche por la N-431, a la altura de la laguna de Las Madres. De pronto, a la derecha y en dirección al mar, a una altitud de unos 800 metros y a unos 500 metros de distancia, vi una esfera redonda roja y otra esfera blanca, a modo de argolla, que envolvía a la anterior. Lo que sí me llamó la atención fueron las luces: eran fuertes y fijas”. ¿Pensaste que estabas ante algo no identificado? -“Sí, pensé que eso podía ser un OVNI”, respondió sin el menor titubeo.

Hubo testigos de este avistamiento no sólo en los alrededores de Mazagón. En Punta Umbria y en Huelva capital recogimos otros testimonios no menos interesantes. Uno de ellos fue el que aportó el periodista de 24 años A.S.O., que prefiere permanecer en el anonimato. Él también observó el OVNI mientras se dirigía a su domicilio, cuando caminaba a la altura de la barriada Reina Victoria (Barrio Obrero), en Huelva. “Al principio creí que estaba viendo una bandada de pájaros... Sin embargo, inmediatamente vi que se trataba de una especie de línea roja que se fue separando y convirtiéndose en tres círculos perfectos, con unas luces rojas intermitentes que daban vueltas sobre el eje de la “nave” o lo que fuera... Eran tres círculos perfectos. El más grande era el delantero, y los dos de atrás parecían más pequeños”. No se trataba, pues, de un objeto con tres luces, sino de tres objetos bien diferenciados. “Sí; eran objetos con muchas luces alrededor...” Según el testigo, también pudo apreciarse variaciones en su velocidad. “En los primeros segundos, las ‘naves’ permanecían estáticas; sin embargo, poco después salían disparadas hacia Punta Umbria...” El periodista calcula que entre él y esos OVNIs habría una distancia aproximada de un kilómetro. Su asombro fue mayúsculo cuando descubrió el extraño fenómeno: “¿Qué es eso? ¿Qué es eso?”, fue lo único que dijo durante los pocos segundos que duró la observación compartida con otros transeúntes. En suma: una experiencia que jamás olvidará.